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Guardiola-Ferguson y Messi-Cristiano, éxitos enfrentados
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EL OLÍMPICO JUZGARÁ DOS ESTILOS DIFERENTES

Guardiola-Ferguson y Messi-Cristiano, éxitos enfrentados

Cuando Ferguson debutaba como entrenador, Guardiola cumplía tres años de edad. Cuando Ferguson se sentaba por primera vez en el banquillo del Manchester United, Guardiola jugaba

Foto: Guardiola-Ferguson y Messi-Cristiano, éxitos enfrentados
Guardiola-Ferguson y Messi-Cristiano, éxitos enfrentados

Cuando Ferguson debutaba como entrenador, Guardiola cumplía tres años de edad. Cuando Ferguson se sentaba por primera vez en el banquillo del Manchester United, Guardiola jugaba en el fútbol base del Barça y ejercía de recogepelotas en el Camp Nou. Mientras uno descubría el mundo, aprendía a hablar, daba sus primeros pasos, jugaba al fútbol en el patio de su escuela, veía dibujos animados, el otro ya se retiraba del fútbol en activo y comenzaba una nueva vida como entrenador. Dos vidas abismalmente diferentes, separadas por el tiempo, la experiencia y el estilo. Dos entrenadores exitosos, dos técnicos campeones, dos hombres hechos y derechos, dos mentes brillantes, dos líderes natos que al fin han encontrado un punto en común: Roma.

 

Ferguson, escocés, 68 años. Guardiola, español, 38 años. Podrían ser Padre e hijo. Ferguson, treinta años como técnico, más de 1,900 partidos en el banquillo del Manchester, 22 temporadas en Inglaterra, 44 títulos conquistados. Pep, un año como técnico, 58 partidos como profesional, una temporada en España, dos títulos conquistados. El Olímpico de Roma descifrará varios enigmas. Si es verdad que la experiencia pesa más que la juventud, si la arrogancia de un entrenador curtido se impone a la humildad de un joven debutante, si el fútbol físico se puede imponer a la técnica depurada, porque los entrenadores del Manchester y el Barça representan eso, Pasado y presente, experiencia y juventud, arrogancia y humildad.

Mientras Guardiola apuesta por un fútbol total, ofensivo, que propone y domina, que enamora y conquista, que presiona y asfixia, Ferguson se decanta por un estilo eficiente, que no perdona, mata, que somete cuando huele el miedo, que no falla, funciona, que impone. Con el paso de los días ha quedado demostrado que ambos sistemas triunfan, que ambos estilos enamoran, no por algo están los dos mejores equipos del continente en la final. Para el fútbol, tener la oportunidad de comparar dos sistemas diferenciados por las ideas de sus técnicos, será como degustar un manjar después de estar a dieta durante un año.

Messi y Cristiano, dos estilos muy diferentes

Muchos podrían asegurar que Messi y Cristiano son muy parecidos, pero en realidad son diferentes. Mientras el argentino es ‘bajito’, tímido, humilde, introvertido, escurridizo y de pequeña zancada, el portugués es alto, extrovertido, arrogante, 'devoracámaras', diestro y con un disparo potente, parecido al de un fúsil. Messi lleva el balón pegado al pie, arranca, frena, vuelve a arrancar, cambia de ritmo, para, detiene el balón, espera a que el contrario estire la pierna con el fin de quitarle el balón sabiendo que es más rápido que él, se lo quita de encima, acelera, deja hombres por el camino, y en el momento preciso, da un pase de gol o duerme la pelota en la red.  

Cristiano, no, Cristiano la cubre, la esconde, regatea con un tacón, cambia de perfil, hace una finta, acelera hasta alcanzar una velocidad endiablada y saca un disparo seco, un disparo que lleva fuego, que se inquieta conforme avanza y termina por convertirse en un balón indomable e imparable si va a puerta. Lo cierto es que cada uno a su manera, es exquisito. Son el fútbol en estado puro. Ambos son decisivos, ambos son esenciales para sus equipos en esta final, ambos tienen hambre de triunfo y ganas de conquistar estadios, ciudades y títulos. Cuando al portugués y al argentino les preguntaron que si la final era un duelo Messi-Cristiano en vez de un duelo Barça-Manchester, ambos lo negaron, sin embargo, ninguno puede negar que desea ser mejor que el otro, que desea conquistar el título y que desea que los medios, al día siguiente, hablen de él, porque eso sería sinónimo de haber quedado campeón de Europa, y además, el que gane, será, a la vista de todos, el mejor del mundo sin discusión, aunque lo desmientan una y otra vez.

Messi es el máximo goleador de esta Liga de Campeones con ocho goles, es el tercero en el ranking de asistencias con cinco, lo que le otorga, virtualmente, el trofeo de mejor jugador de esta competición. Cristiano Ronaldo ha marcado cuatro tantos en esta ‘Champions’ y ha dado dos asistencias de gol. Curiosamente ambos tienen el mismo palmarés con sus respectivos clubes: tres Ligas y una ‘Orejona’. El Olímpico de Roma será el juez que determine cual de los dos es el mejor jugador del mundo, en un partido que no sólo quedará enmarcado en la historia, sino que marcará época. Marcará época porque se enfrentan los dos mejores futbolistas del momento, porque se enfrentan los dos mejores equipos con los dos mejores estilos de juego. Y porque estarán cara a cara uno de los técnicos más laureados (Ferguson) y uno que promete ser candidato a batir todos los récords (Guardiola). Que suene el himno de la Champions…

Cuando Ferguson debutaba como entrenador, Guardiola cumplía tres años de edad. Cuando Ferguson se sentaba por primera vez en el banquillo del Manchester United, Guardiola jugaba en el fútbol base del Barça y ejercía de recogepelotas en el Camp Nou. Mientras uno descubría el mundo, aprendía a hablar, daba sus primeros pasos, jugaba al fútbol en el patio de su escuela, veía dibujos animados, el otro ya se retiraba del fútbol en activo y comenzaba una nueva vida como entrenador. Dos vidas abismalmente diferentes, separadas por el tiempo, la experiencia y el estilo. Dos entrenadores exitosos, dos técnicos campeones, dos hombres hechos y derechos, dos mentes brillantes, dos líderes natos que al fin han encontrado un punto en común: Roma.

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